jueves, 30 de enero de 2020

Una Respuesta


                                UNA RESPUESTA



Después de tantos años, anoche llegué a una conclusión:
creo que entiendo porqué este destino y el castigo recibido;
mi pecado fue enamorarme de un ángel,
y para hacerlo más trágico 
que el ángel se enamorara también.


Ese ángel de pelo dorado, ojitos marrones, 
labios rojos y piel de algodón 
que llegó por obra y gracia del destino a mi vida. 

Ese ángel que vino a ayudarme y se entregó a mi amor,
y no sé si fue mi culpa o de los dos,
pero sé que ella perdió más que yo.

El ángel se entregó a mí en cuerpo, alma y espíritu
resignando su inmortalidad,
yo me entregué a ella con todo el amor que tenía
resignándome a no soñar.

Todo parecía ir bien, perfecto, 
todo era una mágica fantasía
que se había vuelto una hermosa realidad,
todo era un cuento de hadas, místico,
que cada día crecía más y más.

Era tan grande lo que estábamos viviendo
que perdimos todo el control 
y una noche especial, una noche apasionada, 
lo que debía ocurrir ocurrió.

Nuestras mentes se nublaron 
y la pasión como el fuego mas voráz
nos consumió por completo 
en un éxtasis infernal.

Ese fue el límite que no podíamos, 
ni debíamos rebasar,
un ángel y un hombre amándose libreménte, 
era un pecado imposible de excusar.

El castigo llegó poco después, 
el hermoso ángel condenado a morir,
y para el hombre el peor de los castigos:
que en la oscura y eterna soledad 
deberé vivir.