jueves, 30 de marzo de 2017

El atardecer

  EL ATARDECER

Yo salí de casa al atardecer
y por el sendero de siempre me encaminé,
internándome en las sobras
sin saber siquiera porqué.

Era todos los días lo mismo
sin que nada fuera a cambiar,
pero había esa tardecita
algo que en el aire se podía respirar.

Las sombras de la noche caían
y más tenebrosas que nunca estaban,
pero de pronto un rayo de luz
desvaneció la oscuridad que me rodeaba.

Por un instante quedé ciego
semejante resplandor me encandiló,
y cuando por fin logré ver
el tenerte frente a mi me conmovió.

Estaba ante la presencia de un ángel
eras una increíble visión,
eras un sueño hecho mujer
o tal vez era solo mi imaginación.



Al final mi vista se aclaró
estiré mis brazos y te toqué,
y tu viniste derecho a mi
fue entonces cuando me enamoré.

Tú eras ese faro que yo necesitaba
y yo el apoyo que buscabas,
ambos propiciamos este encuentro
sin ninguno siquiera lo pensara.

Los días se volvieron felices
las noches de misticismo se llenaron,
y las nuevas sensaciones que vivíamos
todos nuestros deseos colmaron.

Desde ese atardecer en adelante
cada tarde era más sagrada,
porque incrementaba nuestra pasión
y la idea de una vida soñada.

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